En un predio ubicado sobre una suave loma se encuentran dispuestos Los Menhires. Megalitos que nos hablan con un lenguaje simbólico, que nos conectan con el mundo de la fertilidad, de la comunicación directa con los fenómenos de la naturaleza: la lluvia, la sequía, el sol
Si bien las interpretaciones son muchas y todas diversas, lo cierto es que nos remontan a los secretos de los pueblos antiguos, ¿en qué creían?, ¿qué fuerzas extrañas e invisibles regían su vida cotidiana?, ¿y sus dioses, cómo se llamaban?
Las primeras investigaciones están registradas desde 1897 y estaban a cargo del Arqueólogo Juan Ambrosetti quien dedicó gran parte de su potencial investigativo a descifrar el enigma de los monolitos de la zona. Ambrosetti dejó un legado de dedicados sucesores como Quevedo, Bruch, Jaime Freire quienes continuaron con el trabajo. Se contó con el apoyo de la Universidad Nacional de Tucumán, como así también de diversos organismos para su estudio y años más tarde por disposición de la Secretaría de Turismo de la provincia, se creó el Parque los Menhires, ubicado en El Mollar a 10 Km . al sur de Tafí del Valle, por la ruta provincial N° 307.
Actualmente hay reunidos 129 gigantes de piedra.
Los encontrados en la zona, los que estaban en el Parque 9 de Julio (en el centro de la capital) y otros yaciendo en propiedades privadas, fueron transportados cuidadosamente hasta la zona.
De esta manera se los puede apreciar todos juntos y realmente logran un impacto más que sorprendente. Pero por otro lado, al desarraigarlos de su sitio inicial se les ha quitado la fuerza y la magia, es decir, estaban en un lugar elegido cumpliendo una función específica en cuanto a la buenaventura del pueblo, promoviendo favorables cambios climáticos.
Algunos de estos bloques de piedra superan los 3 metros . de altura.
Todos hincados verticalmente en el suelo, son de piedra granito talladas hace entre 1.000 y 10.000 años atrás.
Los grabados se asemejan a formas de animales, de humanos y trazos geométricos.
A una primer mirada el campo pareciera haber sido sembrado por cantidad de monumentos fálicos, poniendo siempre la connotación en la fertilidad y fecundidad tanto de los aborígenes como de sus animales.
Contribuyendo a su comprensión se ha levantado el Museo Arqueológico Juan Ambrosetti donde se expone toda su labor: manuscritos, fotos, textos del proceso del descubrimiento, etc. Un recorrido por esta plaza simbólica para participar del juego de lo mágico, de lo religioso, para rozar y esbozar mínima-mente las revelaciones de la creación, del principio; porque si algo hacen estas impactantes esculturas es adentrarse en nuestra obsesión de querer acertar las pistas y encrucijadas de las civilizaciones que nos precedieron |