La historia de La Cumbre se remonta a la llegada de los españoles al Valle de la Punilla, contemporánea a la fundación de Córdoba. Quienes se asentaron en aquella época eran personas de gran notoriedad, participantes de la conquista de Chile y Tucumán, por cuyos méritos y prerrogativas solicitaban u obtenÃan mercedes territoriales que cultivaban con mano de obra indÃgena, enajenándolas después o legándolas a sus herederos. Personajes de la talla de Bartolomé Jaime, Francisco Pérez de Aragón, Gabriel GarcÃa de FrÃas, Antonio Pereyra, Juan de Mitre, Tristán de Tejeda y otros serán dueños y señores de grandes extensiones de tierra en el Valle de Punilla. A su vez, como parte de la polÃtica poblacional de las autoridades hispanas, existÃa la práctica de la encomienda, que consistÃa en conceder pueblos indÃgenas vacantes, junto con sus indios y caciques, a destacados conquistadores para que se ocupasen de su administración. Uno de estos casos fue la estancia San Gerónimo: el 30 de octubre de 1585 se conceden tierras a cinco hijos del cofundador de Córdoba, el capitán Bartolomé Jaime, de las cuales el Capitán Gerónimo de Quevedo compra tres cuartas partes alrededor de 1633 en las cuales construirá su estancia, heredada en su familia hasta finales del siglo XVIII.
Durante la primera década del siglo XX a la población de 155 individuos en la localidad (Censo 1895) se suman inmigrantes italianos, españoles e ingleses. Este crecimiento de la población fomentó un cambio en la sociedad pastoril, la promoción de dos instituciones, la escuela y la capilla y las primeras inversiones en dos nuevas industrias, la minerÃa y el turismo.
La formación de las instituciones fundamentales del pueblo (Comisión de Fomento y Registro Civil en 1911 y Municipalidad en 1916), su delineación (1913), la puesta en funcionamiento de los servicios básicos (agua corriente 1917) y la paulatina consolidación de los aspectos turÃsticos, con apertura de hoteles, y de la minerÃa, con la extracción de mármoles, fueron las bases de una década de crecimiento y aumento de la población, que se quintuplico y empezó a asentarse en el centro urbano, en los alrededores de la estación ferroviaria.
En los años siguientes aparecerán y se reforzarán los espacios comunitarios como el Golf Club (1924), y la nueva iglesia Nuestra Señora del Carmen (1920) que elevó La Cumbre a categorÃa de parroquia (1924) y permitió la radicación de la comunidad de frailes Capuchinos, con su trabajo evangelizador.
La década del 30 es considerada los años de Oro para La Cumbre, ya que este fue un periodo de gran expansión en el cual los apellidos ilustres de Buenos Aires, Rosario, Santa Fe y Córdoba, sumados a la clase terrateniente de la pampa húmeda, eligieron esta población como destino de vacaciones. Primero se alojaron en hoteles, pero luego vendrÃa la compra de tierras y la construcción de fastuosas mansiones con materiales generalmente importados y diseñadores europeos como León Dourge o el renombrado paisajista Carlos Thays. Esto impactó las actividades que se realizaban en la localidad durante la temporada de vacaciones: se hablaba inglés, el golf era el lugar predilecto para las reuniones sociales, la cacerÃa del zorro agrupaba a la familia en largas cabalgatas sobre las sierras y por las noches las orquestas ambientaban la diversión de personas en esmoquin y vestidos de gala.