El Espigón Plus Ultra fue construido en 1918, pero recibió su nombre diez años después, cuando se colocó en su remate una estatua de Ícaro. Esta obra fue esculpida en bronce por José Lorda, y conmemora la travesía del hidroavión Plus Ultra que, en 1926, partió desde Palos de la Frontera y llegó hasta Buenos Aires, en lo que fue el primer vuelo entre España y América.
Tanto la Costanera Sur como el Espigón se convirtieron en un paseo muy popular durante la primera mitad del siglo veinte. Este último cumplía la función de mirador al Río de la Plata, cuyas aguas llegaban hasta las escalinatas de la parte inferior de la construcción. Allí también estaban los vestuarios, donde los bañistas se cambiaban antes y después de nadar en el río. Pero, a partir de la década del 50, el deterioro en la calidad del agua llevó a que los porteños dejasen de bañarse en el río. Así, comenzó un gradual abandono del lugar.
La situación empeoró a partir de 1978, cuando empezaron a volcarse escombros en la ribera. Como resultado, las aguas del río perdieron terreno en manos de un relleno donde comenzó a crecer la vegetación. De esta manera, el Espigón dejó de estar en contacto con la costa y a su alrededor empezaron a crecer los primeros pastizales. Esta situación favoreció la posterior ocupación de los vestuarios, que fueron intrusados por distintas personas que se asentaron en el lugar.
Luego de relocalizar a las personas que ocuparon las instalaciones, el Ministerio de Ambiente y Espacio Público comenzó con las obras de puesta en valor necesarias para revertir el deterioro del Espigón. Los problemas eran principalmente edilicios, consecuencia de años de abandono y de la intrusión.