La CervecerÃa Munich fue proyectada por el arquitecto húngaro Andrés Kalnay y se inauguró en 1927. Se transformó rápidamente en un lugar de referencia e identificación del balneario, viviendo décadas de prosperidad, con funcionamiento a pleno.
El edificio, de perÃmetro libre y rodeado de patios, terrazas y jardines, evoca la espacialidad y el ambiente de los patios cerveceros alemanes. La obra puede caracterizarse como un eclecticismo que ensambla, en una estructura compositiva general de rigurosa simetrÃa, motivos formales de extracciones estilÃsticas diversas. Entre ellas se destacan algunas formas vinculadas al art-decó, y también a las expresiones modernistas centroeuropeas, como el Jugendstil y la Secession. En este proyecto, Kalnay aportó el bagaje cultural que traÃa por su origen. En el diseño de muchos de los elementos decorativos aplicados al edificio se pueden observar alusiones a motivos relacionados con el imaginario del centro de Europa. El escultor Enrique Schwindsackl fue el autor de las numerosas figuras de animales, hombres y mujeres vestidos con trajes tÃpicos bávaros y en actitudes festivas, que ornamentan el exterior del edificio. Estas esculturas se encuentran apoyadas sobre pequeñas ménsulas y le aportan a la imagen general del edificio un singular atractivo pintoresquista.
En el subsuelo, se ubicaban originalmente los tanques refrigerados que abastecÃan de cerveza fresca a todo el establecimiento, el mayor de los cuales tenÃa una capacidad de 50.000 litros. Leopoldo Lugones, Alfredo Palacios, Alfonsina Storni, Belisario Roldán, Juan Manuel Fangio, fueron algunos de los parroquianos habituales. También alguna noche, sostienen los cronistas, Carlos Gardel -conspicuo paseante de la zona- alegró con su canto los salones de la Munich.
Luego de un perÃodo de decadencia, la cervecerÃa dejó de funcionar en la década de 1970. El edificio fue entonces cedido a ENTel, la empresa estatal telefónica que lo restauró con la intervención del propio Kalnay e instaló en 1979 el Museo de Telecomunicaciones. En esta remodelación, se repusieron varios vitrales que habÃan sido destruidos durante el perÃodo de abandono del edificio. El arquitecto Rodolfo de Liechtenstein fue responsable de la modernización del edificio y es autor de la escalera que ocupa ahora el hall y se distingue por su aspecto netamente actual.
En 2002, el Gobierno de la Ciudad recuperó el edificio e instaló allà la Dirección General de Museos. En junio de 2012 se inauguró en la planta baja el Museo del Humor.